Freud utiliza en este cuadro una gama de colores quebrados, mezclando tonos anaranjados, marrones,…, dominantes en la figura, con otros verdes y grises, dominantes en el fondo; esto provoca que haya un mayor contraste entre la figura y el fondo. El color se utiliza también, junto con la luz, para marcar los rasgos de la figura haciéndolos más angulosos y duros, dando la sensación de que estuvieran esculpidos. La frente, la nariz y la barbilla, se corresponden con una gama de colores más clara para destacar las zonas de la cara que están iluminadas, lo que se remarca también con la utilización de una textura más brillante, en contraposición a la textura mate de las zonas que aparecen en sombra.
miércoles, 10 de junio de 2009
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